domingo, 19 de julio de 2009

FABULA DE ARACNÉ

Aracné era una de las mejores tejedoras de toda Grecia, sus bordados eran tan maravillosos que la gente comentaba que sus habilidades le habían sido concedidas por Atenea, diosa de la sabiduría y patrona de los artesanos. Pero Aracné tenía un gran defecto, era una muchacha muy vanidosa y decía, continuamente, que ella era la mejor tejedora. Un día, la orgullosa Aracné, no pudo aguantar más los comentarios de sus vecinos y llegó a compararse con Atenea. Se pasaba el día lanzando desafíos a la diosa e invitándola a participar en un concurso para ver cuál de las dos tejía mejor.

La diosa Atenea quiso darle una lección a Aracné y bajó desde el Olimpo a la Tierra para aceptar su reto. Comenzó el concurso, Aracné y Atenea estuvieron tejiendo durante todo un día. Las dos hacen unas cosas muy bellas y perfectas. En el centro del lienzo Atenea retrata a varios dioses, señalando su descomunal poder y en las cuatro esquinas del lienzo representa castigos impuestos por los dioses a ciertas personas. Aracné por su parte representa todos los engaños cometidos por los dioses para enamorar, engañar y raptar a las ninfas. Atenea trata de encontrar algún error sin éxito. Furiosa lo rompe y castiga a Aracné transformándola en araña para que siempre haga lo que se le da muy bien: tejer hilo.

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